Los vehículos autónomos son coches capaces de conducirse sin intervención humana. En tiempos en los que la tecnología da grandes pasos continuamente, la inteligencia artificial cobra un valor protagónico a la hora de crear los algoritmos que optimizan el funcionamiento de estas unidades y las acercan cada vez más a una implementación real.
Circular por las vías públicas es el entorno más complejo al que un vehículo autónomo se puede enfrentar. Estas unidades deben distinguir rápidamente todo lo que está a su alrededor. Además, tiene que realizar continuamente un seguimiento de los acontecimientos y determinar qué objetos o personas pueden afectar a la conducción.
La tecnología de conducción autónoma basada en IA Triple P:
Las tecnologías de conducción autónoma más avanzadas emplean una inteligencia artificial basada en tres actividades: “percepción”, “predicción” y “planificación”. Para percibir, recopila datos de un sofisticado conjunto de sensores que incluye cámaras y radares con múltiples modalidades de detección. Luego utiliza un algoritmo entrenado con aprendizaje automático que permite al coche brindar la respuesta justa y necesaria.
Tras dar cuenta de lo que podría suceder, esa información se transmite al sistema de predicción del vehículo. Esta generaliza los comportamientos a partir de grandes muestras de datos con los que se ha ido entrenando para estimar posibles movimientos. Una vez que comprende su entorno, cómo se mueve y cómo se podría mover, el sistema de planificación decide cuál es la forma óptima de moverse de forma segura, eficiente y legal. Después envía órdenes a los sistemas de control del vehículo para que circule.
Datos históricos de la evolución de los coches autónomos autónoma
Si bien el auge de los coches autónomos ha cobrado relevancia durante las últimas dos décadas, sus inicios se remontan a la década de los 90. En 1925, Francis Houdina fue el primero en poner en práctica el concepto de vehículo autónomo. El coche o prototipo fue exhibido al público en Manhattan, recorriendo alrededor de 19 kilómetros entre Broadway y la Quinta Avenida. Pero no fue un gran debut ya que el vehículo chocó con otro automóvil.
En la década del 80, Ernst Dickmanns, considerado el padre del vehículo autónomo convirtió una furgoneta Mercedes-Benz en un vehículo autónomo guiado por una computadora integrada. El auto logró en 1987 recorrer las calles sin tráfico a una velocidad de 63 kilómetros por hora.
Cabe destacar que el concepto de coche autónomo existe como tal desde hace décadas. De hecho, ha representado el anhelo de miles de personas y empresas, aunque también era concebido como una verdadera utopía. Sin embargo, y tal como viene sucediendo a lo largo de los años, la tecnología acerca oportunidades y posibilidades. En consecuencia, el auto que se conduce solo (es decir, sin necesidad de intervención humana) ya no es un mito, ni tampoco algo tan lejano.