La empresa estadounidense de autos eléctricos Fisker tuvo distintos problemas para afianzarse en el sector desde su fundación en 2007. A pesar de intentar evitar la caída, este mes no tuvo otra alternativa que declararse en bancarrota.
En un intento por resolver sus problemas, la empresa había bajado los precios de sus unidades. A pesar de su esfuerzo y de poner a disposición su SUV insignia por 20.000 dólares, un 60% más bajo que su valor original, no hubo alternativa que cerrar las puertas.
En países como España, durante todo 2023 sólo se patentó una unidad de Fisker, en 2024, ninguna. Por otro lado, en Francia, a principios de mayo la empresa dejó de dar soporte a sus clientes.
Fisker se declaró en quiebra en Delaware el 17 de junio después de intentar aumentar la producción. Anteriormente se especuló con que la compañía buscaría financiamiento adicional y continuaría con “operaciones reducidas”. Sin embargo, el abogado de Fisker, aseguró que la empresa no prevé poder obtener financiamiento.
La historia de Fisker: el ‘Karma’
En 2007 bajo el nombre de Fisker Automotive se estrena la empresa de Henrik Fisker, un diseñador de autos danés con trabajos hechos para BMW y Aston Martin, quería ser parte del emergente mercado de la nueva movilidad.
En 2008 presentó su primer híbrido enchufable. A esta unidad, la llamó Karma y al parecer eso afectó el porvenir de la incipiente empresa. Las ventas de este modelo no fueron las esperadas, a eso se le sumaron problemas técnicos, de producción y la bancarrota de su proveedor de baterías formaron el combo que llevó a que en 2013 Fisker Automotive se declare en quiebra dejando el modelo Fisker Karma en manos de Karma Automotive.
El fallido retorno de Fisker con intenciones netamente eléctricas
Tres años después de la quiebra de Fisker Automotive nació Fisker. Nuevamente Henrik lo intentaba, en esta oportunidad, en conjunto con su esposa y con el foco puesto en los vehículos 100% eléctricos.
En 2020 se anunció la llegada de lo que sería el modelo insignia de la marca, el Fisker Ocean, un SUV eléctrico grande con un techo con paneles solares, 300 CV de fuerza y más de 500 kilómetros de autonomía.
Sin embargo, en marzo de este año la compañía anunció un recorte de sus precios de hasta más del 60% para su Ocean, convirtiéndo en el auto eléctrico más barato de Estados Unidos. Pero ni eso alcanzó, la empresa se unió al Capítulo 11 de la Ley de Quiebras de los Estados Unidos tras agotar los últimos recursos que le quedaban para poder absorber los pasivos.
La empresa con sede en California nunca fue rentable, con alrededor de 273 millones de dólares en ingresos en 2023 y un Pérdida de 940 millones de dólares. Este es el segundo fabricante de automóviles controlado por Henrik que se declara en quiebra.